distracciones

Lo admito: soy una mina distraida, volada, a veces demasiado.
Sí, compré dos hectáreas en valencia porque en el carajo estaba imposible: siempre llegando gente nueva y demandando lugar para quedarse los precios se fueron a las nubes.
Más de una vez alguna amiga me habrá dicho: Pero si te conté ! y yo pensado: si, porque me acuerdo un montón...
Pero, es acaso un pecado ser así? Si lo es me tiene muy sin cuidado. Muchas veces resulta un inconveniente, puede ser, pero no sería yo si estuviera siempre al día con las nuevas y mis estudios.
Hablando de estudios, alguien me hizo caer en la cuenta de que en mi vida en general no ocupan mucho espacio. La realidad es que no lo hacen. Me importan olímpicamente un pito. Lo que no implica que el bochazo que me pueda comer el martes en comercial por estar escribiendo esto a esta hora en vez de ocuparme de la ley de defensa al consumidor me vaya a doler.
Retomando.. soy una mina distraida, que se cuelga por ahí con cosas que no debería. Pero hay otro tipo de distracciones, del tipo que me dan miedo, (lo asumo, quedan vestigios de la que empezó con este blog) y me escapo, les huyo para no caer en la cuenta de que no son distracciones, si no cosas que realmente me importan, que deberían ocupar un lugar concreto en mi cabeza y también quizá en otros lugares. Pero me miento y les saco protagonismo.
¨Dicen que con probar no se pierde nada¨, a ver si me sale..