Tiró, y la cuerda se rompió.
Si, mi paciencia tiene sus limites. Mi perseverancia se fué a south africa. La obsesión se me pasó, crecí, comprendí, maduré, aprendí a quererme y a respetarme. Por tu bien ojalá entiendas que tu macabro círculo vicioso caducó.
Soy dueña de mi aliento, ya no me lo arrebatas ni por un segundo.