Una vez más despertaba por inercia y me aferraba desconsoladamente a la irrealidad que implicaba ese sueño. Presioné los ojos para que siguieran cerrados y no hicieran caso a la rutina que llamaba. Me tapé de nuevo hasta la cabeza y rogué volver justamente al punto donde se había puesto en pausa mi ficción favorita. Conciente de que tan solo era eso, una ficción, un imposible, una ilusión, lo elegía de nuevo ante el hastío cotidiano.
Diagnóstico: desánimo agudo, falta de entusiasmo, subasta de esperanzas (a demás de una locura galopante)
Frente a mis naufragios cotidianos, no puedo dejar de agradecer a quienes hacen de salvavidas, manteniéndome a flote, resguardándome del peligro (y/o del dolor), llevándome a tierra firme.. benditos los amigos del tipo salvavidas, esos que te dan motivos para abrir los ojos, para asumir los sueños como lo que son, para empezar un nuevo día, para arriesgar, para confiar, para creer que la suerte la hace uno y que pronto va a cambiar.
Coincido: esos amigos salvavidas son los que te hacen ver que nada es tan importante como para lograr que te tires del cuarto piso en el que vivís. Me gustó mucho.
ResponderEliminarAh, en un rato subo una cosa que escribí ayer, que está inspirada en tu descripción de este foro (lo que está abajo del titulito, no se bien como se llama). Vas a encontrar frases conocidas :)
Un beso nena, espero más cosas para leer!
Gé-